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Redescubriendo Barcelona


Este fin de semana he tenido la oportunidad de redescubrir dos joyas arquitectónicas de Barcelona que, a pesar de estar tan cerca de casa, todavía no había explorado plenamente: el Recinto Modernista del Hospital de Sant Pau y el interior de la Sagrada Familia.


El Recinto Modernista del Hospital de Sant Pau

La visita al Hospital de Sant Pau fue cómo entrar en un museo al aire libre, donde cada detalle arquitectónico habla de arte e historia. Dediqué un buen rato a tomar fotos y vídeos para capturar la belleza de este recinto, considerado el mayor complejo modernista del mundo. Los colores vivos de las baldosas, las vidrieras que filtran la luz de forma única y los mosaicos intrincados me dejaron fascinado.


Este lugar no es sólo un testimonio del genio de Lluís Domènech i Montaner, sino también un espacio lleno de historias humanas. Mientras paseaba por estos pabellones restaurados, pensaba en cómo ese hospital había sido un referente de la medicina y, al mismo tiempo, una obra de arte viva. Recomiendo muchísimo hacer una visita para entender el impacto de este sitio en la sociedad de su tiempo.



Una experiencia única en la Sagrada Familia

Por otra parte, por fin he visitado el interior de la Sagrada Família, y debo decir que mis expectativas se vieron superadas de largo. Siempre había admirado esta basílica desde el exterior, pero entrar en ella es una experiencia completamente distinta.

La luz que entra por las vidrieras coloreadas crea un juego cromático que parece cambiar en cada momento, mientras que las columnas que despegan como árboles te hacen sentir parte de un bosque sagrado. La combinación de elementos naturales con la simbología religiosa de Antoni Gaudí hace que cada rincón de la basílica cuente una historia. Está claro que no es simplemente un edificio sino una obra viva que inspira reflexión.


Redescubriendo lo que tenemos cerca

Estas visitas me han dado cuenta de lo frecuente que pasamos por alto las maravillas que tenemos cerca de casa. Vivimos rodeados de una riqueza histórica y cultural que muchas veces queda en segundo plano frente a la rutina diaria. Volver a mirar a Barcelona con ojos de turista ha sido refrescante y me ha permitido apreciar aún más lo que tenemos.

Así que, si todavía no ha explorado estos sitios o hace tiempo que no los visita, le animo a hacerlo. Son experiencias que dejan huella y nos recuerdan que la belleza a menudo está mucho más cerca de lo que pensamos.


Os dejo un enlace a mi instagram por si desea ver las fotos y videos que hice:







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